Cuando tenía quince años me toco despedir a mi primera amiga, a Mariana. Se murió en un estúpido accidente, completamente evitable para mí, pero no para su destino. Entonces lloré de ira, odie su muerte y me pregunte todo lo que una persona triste y enojada se puede preguntar, son miles de ¿por qués? Me sigo preguntando lo mismo. Porque nunca se dejan esas preguntas, y no te consuela ni el karma, ni el destino, ni nada. La verdad, siempre se extrañan y siempre queremos volver a verles. Es inevitable. Pero con los años, y hablo de muchos años, me di cuenta de que les amigues nunca se van, por ello no les olvidamos. Por eso nos seguimos enojando con la muerte, o con el destino, es como si le dijéramos ¿por qué no les puedo abrazar si están en cada fibra de mi historia? Por eso, es al pedo despedir a une amigue. Porque ya no se pueden ir, no podemos decir adiós a quienes se han vuelto parte de nuestro ADN. Soy de esos humanos ...
Los titulares aseguran que murió de frío, pero es mentira. A Sergio lo matamos entre todes. Si hay alguien indignado en este momento, es el frío. Medios de todo el país y organismos gubernamentales afirmaron que esta mañana, un hombre de 52 años murió de frío mientras dormía en la calle. El frío es el primer sospechoso, quizás el ejecutor del crimen, pero aún no se sabe del autor intelectual. Hasta ayer era un indigente más, hoy como está muerto, resulta que tiene nombre y apellido, hasta sabemos su edad. Hoy es alguien, hoy tienen un nombre porque está muerto y ya no representa una molestia para el Estado y para la sociedad. Hay un pobre menos en las calles y no porque el Estado o las políticas actuales se hayan ocupado, ni siquiera los vecinos nos preocupamos. Hoy hay una vida menos que ayer y solo la nombramos, la reconocemos cuando es tarde, bien tarde. Sobre el autor intelectual, no se habla. ¿Quién tienen la culp...