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Mostrando entradas de 2015

Sobre las mentiras del estado

   ¿Sabe usted qué me sorprende en demasía el engaño del estado? Imagínese usted una situación donde un hombre y una mujer juegan al amor, hasta que una de las partes se descubre mentiroso o mentirosa.    Entonces aquel estado al que uno creía pertenecer desaparece  dejando el rastro de lo que nunca existió. Quizás sea el mal uso de la imaginación o las ganas idiotas de no sentirse tan solx.    ¿Alguna vez escuchó hablar de “los pies en la tierra"? Figúrese que de eso se trata. Cuando el tronco esta encendido, arde; pero cuando la llama se apaga solo quedan los pies en la tierra.    Mire, qué quiere que le diga… a mí me sobra espacio en el placar, pero esto de vivir en estado de interpretadxs es una verdadera cagada. Una patraña del sistema amoroso fallido, quebrado de tanto intentar un  estado feliz.    Las cosas pierden los pies y la cabeza cuando son ilusorias, pero ¿cómo mierda sabe unx cuando algo es de verdad?...

Una noche en el fin del mundo

   Los zapatos son del personaje, pensó mientras se quitaba el calzado y se echaba a la vera del río a mirar el agua correr. Solo, tranquilo.     Estaba sentado en el fin del mundo, en ese lugar donde todo se vuelve igual.     Caminé por la escollera, era  el último pedazo de tierra. Caminé lento, pero sin temor, estaba en el fin del mundo.        El ruido del silencio llegó hasta a mí dejándome sordo.    Mi cuerpo estaba liviano, no traía ningún dolor… solo una inmensa curiosidad. Las aguas que rodeaban la escollera se agitaban sin parar, no alcanzaban grandes alturas pero nunca cesaban de moverse.    Mis pasos se torcían en el  terreno irregular de la piedra, nunca perdí el equilibrio.    ¿Qué pasaría después? ¿Qué hay del otro lado?    A cada paso estaba más cerca de la interpretación.    Me detuve, algo pasaba; las aguas estaban perturba...

Me gustan mis labios violetas

   La melancolía de algunas noches me deja  sabor a madera en el corazón. Son las noches de color purpura. Recorro las calles por donde alguna vez pasé... hacia tiempo que no recordaba con facilidad. Camino por veredas empedradas, es una tarde cálida, casi no hay transeúntes. El taco de mis zapatos suena bello contra la piedra. Un escalofrío me sorprende caminando, meto las manos en los bolsillos de mi abrigo, encojo mi cuello y acurruco mi cabeza por unos segundos. Sonrió. La sirena de un barco comienza a romper las barreras del sonido y llega hasta mí… la escucho, y al caminar marco dos tiempos de negra con más énfasis, luego… piano. ¿Porqué alguien llevaría galera en este siglo? ¿Quién sería capaz de ponerle una camisa de tela acuadrille a una orca? Sonrío.    Me gustan estos borceguís rojos, los tendría que usar más seguido. Me queda una tuca, no sé si fumarla o dejarla para más tarde. Sigo caminando, doblo en una es...

El Gran Ladrón

¿Sabes por qué? Porque te despojó el gran ladrón.   El pobre hombre había quedado sin respuestas, nada hacía callar la voz que retumbaba entre las finas paredes de su cerebro.   Sentía unas profundas ganas vomitar todas aquellas incertidumbres que hacían retorcer sus tripas. Tenía decenas de preguntas y  no podía encontrar las respuestas por ningún lugar. Sus recuerdos eran confusos, el presente nunca existía y el futuro, quizás.   Descansaba sobre las mentiras de colores que el ladrón  le iba dejando cada vez que le robaba un “porqué”.    ¡Qué emblema de grandeza! Cuanta mentira toda encaprichada, pobre hombre tan Ser que él creía ser.     Por las noches salía a roer por las calles mendigando amor, rasguñaba el abrigo de cualquier pecho y si era necesario, saltaba a la yugular para que su presa no se escape.    Ausente de primaveras estaba su corazón, aquel hombre buscaba respuestas y con ...

El niño y la rata

           El niño y la rata me dejaron atónita. Me olvide del hambre, de mi desafortunado cruce de frontera, del libro que no saqué de la mochila, de los tres pares de zapatillas que una seño me pidió que le cruzara a Puno. Me olvidé de todo, solo ellos ocupaban mi mente.    Sentía melancolía por dejar Bolivia atrás, viví muchas  aventuras allí, conocí lugares mágicos, amigxs inolvidables como Martín, el pibe de Ringuelet que era titiritero. Shanty y Matu en el “Bicho” cruzando el continente. Gentes de los vientos los que andan. Tantas personas tan lindas, quisiera recordarlas siempre. Pero el momento de seguir adelante había llegado, tenía nuevo destino, Perú. Me encontraba en Yunguyo, en la frontera entre estos dos países, dispuesta a seguir camino a Puno. Compre algunas provisiones, el boleto y di algunas vueltas por ahí, en la plaza me armé de abrigo esperando la caída del sol, mientras esperaba la hora de partir. ...